
La primera andanada ya está aquí… al menos de palabra. China lleva tiempo esperando el zarpazo arancelario del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump. El anuncio de que pretende gravar con un 10% adicional los productos del gigante asiático en las aduanas estadounidenses no ha sido ninguna sorpresa en Pekín, donde las autoridades aseguran estar preparadas para una eventual guerra comercial 2.0 cuando el líder que inició la primera, en 2018, llegue a la Casa Blanca. La respuesta de China, también de palabra, no se ha hecho esperar: “La cooperación económica y comercial entre China y Estados Unidos es de naturaleza mutuamente beneficiosa”, ha replicado el portavoz de la Embajada china en Washington, Liu Pengyu, a través de su cuenta en X. “Nadie ganará una guerra comercial”.