Obligado una vez más a remontar y a rehacerse de otra deficiente primera mitad, el Atlético encontró en el buen pie de De Paul y en el oportunismo de Sorloth una victoria que tuvo que trabajar a contrarreloj y descamisado. Solo con Azpilicueta y con Lenglet como defensas naturales para sostener toda la artillería de la que tuvo que ir tirando Simeone para remontar el tempranero tanto de penalti de Guridi. La carga final fue agitada por Giuliano, una vez más cabecilla de la negación a la derrota de su equipo. No pudo resistir el Alavés el fondo de armario del Atlético pese a su buen desempeño defensivo.