“Me temo que [Liren] Ding está roto para siempre”, dijo en abril el noruego Magnus Carlsen, quien se mantiene como el número uno del ajedrez a pesar de haber renunciado al título mundial. Y hace solo dos días remachó su pesimismo sobre el actual campeón: “Este duelo puede ser un baño de sangre”. Pero la primera partida de las catorce previstas en Singapur —con 2,4 millones de euros en premios— fue todo lo contrario: el chino, enfermo, deprimido y en baja forma durante año y medio, barrió con las piezas negras al indio Dommaraju Gukesh, de 18 años, el aspirante más joven de la historia, quien ha perdido su papel de neto favorito en solo cuatro horas y media.