
La Copa Libertadores de 2018 jamás será olvidada para la historia del fútbol argentino. Y sudamericano. Y mundial. Boca Juniors y River Plate tuvieron, por fin, la posibilidad de enfrentarse en tal instancia. Un Superclásico. Y una superfinal que estuvo a punto de no jugarse. Ni la ida, porque unas lluvias obligaron a que se retrasara 24 horas el empate 2-2 de La Bombonera. Ni la vuelta, porque un atentado al autobús del ‘Xeneize‘ camino al Monumental acabó por aplazar el duelo definitivo previsto para el 24 de noviembre, tal día como hoy hace seis años.
Entonces se buscó sede. Entre extrañas reuniones y jornadas de oficina, se determinó que sería el Estadio Santiago Bernabéu en Madrid, España, el que recibiera el partido más importante de la historia del fútbol sudamericano. Era la primera vez que el partido de vuelta de la final de la Copa Libertadores se llevó a cabo fuera de Sudamérica, y la primera final celebrada fuera del continente
72.000 personas acudieron entonces al Bernabéu. Darío Benedetto, que también había marcado en el partido de ida, anotó en el minuto 44 para darle a Boca una ventaja en el medio tiempo. Tras el descanso, River se recuperó y finalmente empató después de que otro goleador del partido de ida, Lucas Pratto, anotara en el minuto 68. Había que acudir a la prórroga.
La roja a Wilmar Barrios dejó a Boca con diez jugadores. Ahí aprovechó el cuadro de Gallardo, con Juan Fernando Quintero poniéndolos en ventaja en el minuto 109. Una lesión de Fernando Gago en el minuto 116 dejó a Boca con solo nueve hombres después de haber utilizado todas las sustituciones. Y al 120′ Pity Martínez inmortalizó una carrera para, a puerta vacía y con un Andrada -portero de Boca- jugado en ataque.