La sucesión de decisiones judiciales y las acusaciones sin pruebas de corrupción vertidas por Víctor de Aldama han convertido el 41º Congreso Federal en un acto de resistencia colectiva. Y de respiración contenida a la espera de la declaración de Juan Lobato en el Tribunal Supremo por la filtración de los correos del novio de Isabel Díaz Ayuso tras conocerse que hace unas semanas había registrado ante notario la conversación sobre el caso que mantuvo en marzo con Pilar Sánchez Acera, en ese momento jefa de gabinete en La Moncloa de Óscar López, a su vez director de gabinete del presidente hasta que en septiembre fue nombrado ministro. El exsecretario general de la federación madrileña fue citado el lunes para declarar este viernes, una celeridad que ha hecho que coincida justo con el día que arranca el congreso socialista. En el Gobierno insisten que están tranquilos y no tienen nada que ocultar porque, argumentan, el intercambio de mensajes entre Lobato y Sánchez Acera no contienen nada que les comprometa.