Un turista le confunde por la calle con un actor de Hollywood. “Sí, justo, soy el de Thor”, bromea Marcos Martínez (Madrid, 40 años) al salir de la grabación de La Revuelta. Aunque su melena larga, como la del superhéroe, es historia. Su primo le puso el mote de Grison (el investigador de CSI) por hacer muchas preguntas a la gente, pero en su pueblo siempre ha sido El Ruso. “Porque de pequeño era muy rubio, gordito y una vez mi madre me hizo un disfraz de cosaco”, recuerda ya en el bar, frente a un agua con gas. Hijo y nieto de churreros, la sonrisa se le desdibuja cuando habla de “este sistema centrado en producir” que nos roba el tiempo y la salud. Antes del programa fue profesor en una escuela de música, director de un coro de niños, comercial de instrumentos o músico callejero. Hoy, por fin, trabaja lo justo. Es, ante todo, un padre de familia.