La precaución con la que Diego Pablo Simeone se manifiesta en las últimas comparecencias ante la prensa son una señal evidente del mal trago pasado durante el bache de juego y resultados que descabalgaba al Atlético de la pelea por la Liga y le complicaba la clasificación para la segunda fase en la Champions League. La prudencia se impone. Los mensajes internos y externos que emanan en la caseta imponen cautela. A Simeone le altera sobremanera el exceso de optimismo. De su etapa más lenguaraz como jugador aprendió que en el fútbol un día sacas pecho y el día menos pensado te lo puede hundir un cualquiera. “Voy valorando con lo que va pasando. Hay distintos momentos durante la temporada y estamos atravesando ahora este que nos toca, tratando siempre de mejorar, y de cuidar el momento que tenemos”, reflexionó en rueda de prensa el preparador argentino.
