
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca no ha dejado indiferente a nadie. En apenas tres semanas, el nuevo presidente de Estados Unidos ha arremetido contra todo y contra todos —no se ha librado ni Taylor Swift de los comentarios del magnate en redes sociales—, ha aprobado nuevas leyes y aranceles o ha hecho historia al ser el primer mandatario en ejercicio que acude a una final de la Super Bowl. Pero también ha querido cerrar un capítulo que ponía en jaque al príncipe Enrique de Inglaterra y su estancia en el país. Desde noviembre, tras la victoria de Trump en las elecciones presidenciales frente a Kamala Harris, las dudas sobre qué iba a pasar con el hijo pequeño de Carlos III estaban en el aire. Ahora Trump ha decidido responder y tranquilizar así al duque de Sussex y a su familia.