Dos vehículos, uno militar y una furgoneta negra, aparcan a la vez en la calle Antonio Machado de Paiporta, primera línea frente al barranco que hace 37 días arrasó esta localidad de 27.000 habitantes. Del primero se bajan, uniformados, una docena de efectivos del Ejército del Aire; de la segunda, una pareja de payasos. Todos van a trabajar. Unos, limpiando garajes, locales, calles… Otros, liberando la tensión acumulada durante más de un mes de angustia. Los militares apuran unos churros antes de ponerse manos a la obra. Ambos equipos se desean suerte en sus respectivas misiones. El recorrido por el pueblo de Pau Palaus y Manuel Barandiarán, de Contaminando Sonrisas, dura una hora: 60 minutos que arrancan las primeras risas en la zona cero de la dana.